Valió la pena.
¿Cómo no compartir estas palabras que me escribieron cuando son una clara representación del motor que me empuja a enfrentarme a sufrimientos, a angustias innombrables, con el fin de lograr vivir una vida que merezca la pena ser vivida? Para esto es necesario sentir dolor y enfrentarse a las injusticias más desgarradoras, sin embargo el resultado son bellos testimonios, como este: "Mel, sos una persona que me ayudaste a pensar diferente, me ayudaste con mi vida. Sin conocerme, confiaste en mí y lo hiciste de corazón. Valoro mucho eso... nunca lo voy a olvidar, no hay palabras para agradecer lo que hiciste por mí." Es duro ver tantos llantos, pero vale la pena cuando el resultado son sonrisas genuinas o la contribución a que una persona que tanto padeció y llego a dar todo por perdido, haya logrado dejar de sufrir a diario y sentir lo que es volver a disfrutar la vida.