Abril no se suicida. (CUENTO)

Esta reseña no es una ficción. Es la realidad que le tocó transitar a una persona, así como muchas atraviesan muertes de familiares amados y admirados, divorcios contradictorios, enfermedades terminales, entre millones más. Todos caminan las mismas calles, sólo que algunos dilemas son más delicados, otros más triviales, y así es que existen experiencias tan variopintas como la fauna del Amazonas.

Abril era una mujer joven que no provocaba nada, nada que pasara inadvertido. Su sola presencia desencadenaba  una intensa inquietud en quien la viera y, al desnudar sus pensamientos, fascinaba a su interlocutor o provocaba rechazo en la gente envidiosa. Su personalidad intensa despertaba lo mejor y lo peor de cada ser humano. Diferente a las demás de su género pero tan femenina como Marilyn y sensible como la mimosa púdica. Claro que tanto esplendor no podía omitir alguna fatalidad, o más bien, varias. Abril no podía aquietar su cerebro hiperquinético, él cual le podía ser sumamente fructífero pero también tenía el potencial de ser su peor archienemigo, como un villano recurrente, indeseado y plagado de poder enloquecedor. Todo estímulo que atravesaba sus sentidos era sometido a un minucioso análisis en él cual desglosaba íntegramente cada  dato y desarrollaba múltiples asociaciones. Demasiada información para una sola mente. Entre tantas ideas que paseaban por su cabeza, fantaseaba eventualmente con un suicidio, no cualquier suicidio, uno glamoroso, con la intención de salir bien en su última foto, dejar la mejor impresión estética, con la ilusa creencia que así la gente guardaría un lindo recuerdo de una joven muerta. Nada más feo. Ella pensaba más en el vestido que utilizaría al quitarse la vida que en el modus operandi. Las vías del tren, saltar de altos balcones y todo tipo de intento potencialmente fallido estaba descartado, especialmente si podía dejar secuelas horribles para toda la vida. Sería su peor destino: seguiría viva y aún más infeliz. Además, un amigo le pidió que con el tránsito en Buenos Aires, parar el servicio ferroviario (ni hablar si fuera en hora pico), es un acto sumamente egoísta y exasperante para los pasajeros. Abril no soportaría que las últimas palabras que le dediquen sean agresivas y mucho menos que se despidan de ella con vocabulario soez.

Abril tuvo una infancia bella, o al menos descrita por sus familiares con cualidades como la docilidad, la sabiduría, la tranquilidad, de perfil bajo, muy obediente, exquisitamente educada, entre otras maravillas que muchos padres prefieren. Sin embargo, existían puntos ciegos, el exterior no percibía que dentro de esa coraza de sobreadaptación habitaba un monstruo que representaba todas las emociones genuinas reprimidas para cumplir con las exigencias sociales. Este monstruo cuya identidad no se asemejaba en absoluto a la pequeña Abril efectiva, le provocaba un inmenso dolor y una gigante sensación de soledad y tristeza. Dicen que nada desaparece, todo se transforma, pues con los años, este engendro comenzó a entrar en escena, desconcertando a quienes le reclamaban la pequeña aplicada y convencional, sorprendiéndose con horror de la furia contenida que puede explotar de una niña tierna y bondadosa que cumplía idealmente con los deseos ajenos.

A lo largo de su vida, quien más hizo sentir amada y nutrida a la joven Abril fue su tía Bernardita, la más emotiva de la Familia Noble, aquella que tenía un corazón tan puro y caótico como el de la niña sobresaliente, quien, vale aclarar, fue destacada lo largo de su adolescencia y adultez, excepto cuando los episodios de excitación psicomotriz se volvían incontrolables y volaba hasta el juego de vajilla de porcelana de Limoges. Pero la tía Bernardita era grandiosa, dulce y especialmente humana, no la juzgaba por romper la vajilla valuada en más de 30.000 pesos, la entendía sin reproches, ya que una de sus cualidades era la compasión. Esta tía era etiquetada como "blanda" y quizás esa susceptibilidad tan criticada era la que la motivaba a escapar de la cruda realidad a través de la bebida. Si no fuera porque en ese intento de evadir tanto dolor se provocaba daños irreversibles (espirituales, mentales y físicos), no hubiera sido tan rechazada por las personas que más la amaban. Inspiraba indignación presenciar cómo un ser tan sublime destrozaba su potencial de mujer brillante, a través del alcoholismo y otras conductas nocivas.

Los últimos días de un Diciembre gris, la tía Berni le demostró al mundo aquello que nadie quería advertir: tirar la toalla es una opción, ella eligió abandonar la lucha. Su vulnerabilidad ya no la llevó a desperdiciar momentos especiales de su vida, el amor de su familia, sus dotes artísticos, su intelectualidad rica y admirable, entre tantas otras grandiosidades, ella confirmó aquello que ni ella soportaba ver: su vida estaba dominada por una enorme debilidad que la quebrantaba desde muy pequeña, ahogándola en insufribles desdichas.

Luego de estar un mes en coma, en Enero, murió. Nadie habló de suicido, pero claramente se expuso a la muerte, con serias advertencias médicas de no realizar ciertas actividades que la podían descompensar, ignoró las indicaciones e hizo todo lo que no debía hacer para no morir. Aunque no se puede afirmar que fue ella quien se mató, no hay pruebas de una conducta realizada deliberadamente, pero, es claro que exhausta de tener el potencial del virtuosismo y aún así, llevar una vida de auto-mutilación y desgracia, coqueteó con la muerte a sabiendas, arrastrada por el deseo de la desaparición absoluta de su calvario.
"Murió" (y no "se suicidó") es la versión de la familia, y de su círculo, bastante conservador, por cierto. No obstante, la Real Academia Española define "suicidio" de la siguiente manera: "Acción o conducta que perjudica o puede perjudicar muy gravemente a quien la realiza". Si una persona realiza una acción o conducta que expone a la muerte, a mi entender, es un perjuicio bastante grave. El lector interpretará si suicida o no, pero en fin, la tía Berni muerta está.

Bernardita Noble amó maternalmente a la pequeña Abril y le brindó una crianza rebosante de dedicación, ternura e integridad. Pero los últimos días de vida de la tía Berni erosionaron aquellos valores impartidos al demostrarle que no hubo nada, ni la devoción por su hijo, que pudiera evitar el triste final. El desenlace inesperado, que no permitió ni un adiós, venció aquella adoración y el singular cariño que ofreció en vida. Muchos sufrieron la pérdida de esta mujer, era una de esas mujeres que tanto hacen falta en este mundo, era muy querida y daba mucho amor. Sin embargo, con su muerte, Abril sintió mucho más que pena, ella halló que una enorme parte de sí también murió.

Fue difícil para una veinteañera superar la muerte de alguien de su sangre y con su espíritu, la mujer con la que más se identificaba de la familia, por las múltiples virtudes y debilidades en común. Sus ideas advertían que aquellas flaquezas compartidas admitían posibilidades del mismo destino final. Fue espinoso sobrellevar la pérdida porque la Tía Berni era su espejo, y el reflejo de ese futuro en su vida la atormentaba. Abril tenía una sospecha imposible de confirmar, porque nunca más oiría la dulce voz de su tía responder sus dudas, pero esta joven deseaba idealizar que por la bondad y la utópica intención de incitar a su hijo a crecer y volar independientemente, su tía se inmoló. Es más digno pensar que aquella mujer que idolatraba murió en búsqueda de un ideal, con el deseo de ayudar a madurar a su hijo y dejar de dañar a los que la amaban y la veían morir en vida.
Quizás ese fue su intento, pero sinceramente después de su muerte, no sólo su hijo, sino toda su familia no pudo entender si esa decisión buscaba un beneficio. Por el contrario, aún hasta el día de hoy no supieron habituarse a su ausencia. Después de 5 años, la aflicción no cesa y los ojos de su madre derraman lágrimas desgarradoras cada día de su larga vida.
En la familia Noble, las fiestas ya no son tan festejadas y Enero no es el mes del comienzo, sino el mes del duelo.
Aún así, Abril milagrosamente obtuvo la fe para pelear por su mísero amor propio, con la finalidad de no repetir la historia familiar. Al menos para evitar la indescriptible fatalidad de darle a sus padres la desgracia de perder un hijo. Entonces ella luchó por evitar elegir la muerte y la auto-destrucción y continuó una vida con dolor (como las de todos), con alegrías (tratando de exprimirlas cual naranja de ombligo) e inevitablemente con las interminables dudas incesantes sobre la muerte y el suicidio, mas tratando de no dejarse dominar por ellas.

Todo parecía ir mejorando, logró dejar de culparse por absolutamente todo, porque un poquito de culpa, a veces. es inevitable. Pero su corazón entendió que la culpa no cura y solo crea más dolor. Y como dejó de sentir culpas sin razón, dejó de castigarse y se alivió un poco su máquina infatigable de pensar negativamente.
Pronto tomó valor y decidió ser cauta, utilizaría la técnica del jugador selectivo de póker, su estrategia es la siguiente: juega pocas manos, pero cuando le llega la buena jugada, apuesta con seguridad. Abril quería apostar a la vida. 

Lamentablemente, antes de recibir buenas cartas, recibió malas noticias. Malas, malas. Al poco tiempo, su hermano mayor Astor, otro de los seres más sensibles de su familia, contribuye a incrementar las dudas que más enloquecían a Abril. No podía parar de cavilar: "¿Acaso todos los integrantes sensibles de la familia Noble están destinados a vivir infelices?". Rumiaba inagotablemente, trataba de entender: "¿Cuánto dolor puede llegar a sentir una persona para causarle una de las mayores desgracias a quienes la aman?".

Con el suicidio de su hermano, Abril volvió a sentir que los seres sensibles, vulnerables y permeables no podían triunfar y encima tenían como destino final la cobardía, el suicidio, la huída, o como sea que se llame. El final de la angustia a través de la muerte provocaba una angustia mortal en los sobrevivientes.

Lo más triste de Astor no fue su muerte, fue la fecha, esa que festejan todos alrededor del mundo, la oportunidad de los nuevos comienzos, el día que sirve como excusa para pedir deseos, para reunirse con seres queridos, para divertirse, para disfrutar. Un 31 de Diciembre, en soledad, en cambio de recibir un nuevo año, Astor se despidió de todos sus años, para siempre. Quizás suene irónico, aunque para estos episodios no existan adjetivos que engloben el significado y las emociones detrás de los hechos. Que una persona pase sola el 31 de Diciembre, que sea el día en que decide quitarse la vida no es lo mas inquietante. Lo dantesco es que hasta el 2 de Enero nadie lo encontró. Lo dantesco es la soledad indeseada, el aislamiento, el sentimiento de abandono. El abandono real… incluso después de muerto. 
El desamparo que lo ahogaba y lo devastaba no era una distorsión de la realidad, ni una exageración producto de su amargura, tampoco era una ilusión ni un delirio.
Si eligió el encierro o el encierro lo eligió a él nunca se sabrá, pero existe una certeza amarga, y es que en los últimos tiempos, aquellos que lo rodeaban, ya no le exhibían mucho cariño. Su malestar lo había alejado de la gente, cada vez se ponía más ansioso, nervioso, disfuncional… ¿cómo no? Desde muy joven lidiando con un malestar indeseado, una sufrimiento desesperante que lo llevó a intentar quitarse la vida varias veces, desde los 19 años, que lo alejó de su amada hija, que lo llevó a endeudarse, a no “triunfar” en la sociedad, siendo tan amado por tanta gente, siendo tan bondadoso. Su hermano, su mejor amigo, su todo, nunca dejó de intentar hacer lo que fuera por él. Sin embargo, para Astor pesaron más 44 años de errores, sufrimiento y fracasos que no supo aplacar de otro modo que acabando con su vida. Es atroz perder la esperanza en uno mismo, pero más terrible aún es que sean los otros los que piensen que el suicidio es una opción para aliviar el dolor. 

Pero como a todos nos gusta leer un final feliz, la buena noticia es que, al menos, aún queda Abril, vivita aunque no siempre coleando, pero con las cualidades más débiles que compartía con su hermano y su tía, no repite la historia familiar. Tampoco obedece a los mandatos sociales que sugieren que ante la falta de éxito económico, la fealdad, el sufrimiento o el fracaso la vida pierde sentido. Hasta esta parte de la historia, Abril eligió vivir. Nadie sabe por cuánto. Sin embargo, algo tiene muy claro, no quiere vivir infeliz, pero tampoco quiere morir, y menos aún ver el daño, el dolor, la angustia y las profundísimas penas, que pueden tardar años en curar y hasta pueden dejar huellas tormentosas en quien sí valora la vida de aquel que desea escapar. 

En la familia Noble, Abril seguirá siendo un mes dichoso, y también una mujer sensible y fuerte, que sufre hondamente, pero con optimismo enfrenta la vida que le tocó vivir, riendo con esa bella sonrisa amplia que tanto la representa pero decidió explorar el mundo en el cual se sintió siempre tan incomprendida. 
Es por ello que nunca dejo de leer, desde pequeña y luego comienzo a escribir sobre los conceptos nucleares de la existencia.

Comentarios

  1. Realmente me gusta como escribes. Llegaste a tocar profundamente mis emociones con esta historia.

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  2. Ha logrado en mi Srita. Sencibilizarme como pocos autores del mundo lo han podido hacer ( y debo aclarar q muchas de las q leo son novelas de Amor ) Gracias por lograr este estado en mi ...
    La felicito ...
    Usted es una gran escritora.

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    Respuestas
    1. Difícil postear cuando lees algo que te llena así de tantos sentimientos.
      El amor de Abril por su tía: la dulzura, la bondad, la complicidad y la manera de contar esa todopoderosa incondicionalidad recíproca entre ellas, son sin dudas el punto más hermoso del cuento. Emociona y duele, encanta y desencanta todo al mismo tiempo. Es un pasaje mágico que Melissa regala con un profundo dolor.
      La autora usa muchos adjetivos, a mi en particular me gusta un estilo mucho más áspero. Tampoco hace una profunda autocritica. y por momentos se expresa más bien como un experto en salud mental que como.la.protagonista.
      Sin embargo, lo hace con tal sentimiento, con tanto amor, valentía y dolor por lo que perdió, que te hacen sentir una profunda atracción por Abril y sobre todo, por abrazarla fuerte en cada año nuevo.

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    2. Hermoso comentario, me deja sin palabras pero conmovida y súper agradecida.

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  3. Ay, Meli. Gracias! Son tan francas tus palabras
    Hace muchísimo tiempo que no me emocionaba por un texto. Fue tan fuerte... Demostraste un sentimiento de amor tan sincero y no esperaba personajes tan bien logrados. La verdad me tocaste mucho. Muchas gracias!

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