Empalagados.



Esta publicidad sobre una bebida dietética revela mucho más que marketing. 
Además de la estimulación del consumo de una gaseosa, desde mi sillón yo percibí:

La mirada encandilada del enamorado que adora aquellas particularidades que caracterizan a su musa real. 

El gozo al apreciar las representaciones de esas cualidades que lo hipnotizan, aquellas que lo embobaron desde el primer día, y aún lo hacen, extasiándolo a cada instante. 

Detalles peculiares y curiosos de ella que lo dejan "a punto caramelo" y provocan de manera absurda y misteriosa, un encantamiento fascinante imposible de evitar.

Provoca tanta placidez el modo en que ambos saborean aquellos desperfectos que pueden provocar ira o irritación en otros, pero en ellos suscita una sonrisa instantánea e inevitable, hasta un pequeño regocijo en el corazón, orgulloso de sentir amor.

Ese disfrute al observar al otro y maravillarse por sus atributos inimitables, gestos distintivos que se extrañan al separarse. 

Atípica seducción exclusiva de un código íntimo e impenetrable, un universo de dos.

Al abrazar sus defectos, concluyen sus luces y sus sombras.  

Ellos crean su propio paraíso y se deleitan deliciosamente con la alegría infinita de saber de la existencia del otro en sus vidas, tal como es.

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