VALENTÍA Y ACEPTACIÓN: FELICIDAD.





Ser cobarde es una elección. Ya lo dijo Sartre: “El cobarde es responsable de su cobardía, porque ha decidido ser cobarde”. La cobardía es el acto de renunciar a ser responsables de nuestras acciones y son éstas las que nos definen. ¿Quién quisiera decidir no ser nada? Mejor que ser un somero rudimento sería elegir mirar el cielo cuando brilla y absorber la luz de la luna, decidir dejar fluir el caos de la mente, atender a los sueños del corazón, a la fuerza del espíritu y hacerse cargo de lo que somos, valientemente.

Elijamos reír, flotar en la inmensidad, dejar ir los prejuicios, los mandatos, la rigidez y las ataduras. Liberémonos de los pesos y explotemos de risa. Riamos hasta que nos duelan las costillas, y si es necesario, lloremos hasta deshidratar nuestras penas. Creamos en lo imposible, pensemos más allá de lo establecido. Viajemos hacia lo profundo, hacia lo desconocido, hacia lo conocido pero olvidado, hacia los deseos abandonados, hacia la esperanza de ser lo que siempre quisimos, hacia la genialidad de ser auténticos. Vamos a explorar nuestra esencia, a desafiarnos, a superarnos. Vamos a poder. Vamos a brillar y dejar la cobardía atrás.


Meli Palao.

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