Tchaikovsky hipnotizador.
+Majo Rezola y yo nos conocemos íntimamente hace un largo tiempo, sin embargo fue hace poco que descubrimos una pasión compartida: la predilección por el instrumento de cuerdas más pequeño y agudo, algo así como un amor por el cautivador e hipnotizador violín.
Ante el sopresivo descubrimiento, inmediatamente me interesé sobre los conocimientos técnicos que podía aportarme esta joven estudiante de Profesorado de Música, ya que ideaba redactar un artículo sobre mi pieza musical favorita: el primer movimiento del concierto para violín de Tchaikovsky en re mayor.
Cuando le propuse la contribución en el presente escrito, simplemente le pedí que escuche con atención plena esta obra maestra que, además de ser una de mis melodías favoritas, me acompaña en los momentos más significativos de mi vida y marca trances legendarios.
Lo primero que describió fue automático e inconsciente: se le puso la piel de gallina. Sintió, No sabemos con precisión qué, dónde o cómo; pero con gestos y sonrisas simultáneas, entendimos que las sensaciones del violín son indescriptibles con palabras. El placer intenso conduce a un vuelo fascinante en él cual se percibe lo invisible.
Esta obra tiene tres movimientos, el primero y el último rápido, y el segundo, lento; entre corcheas, semicorcheas, silencios y contratiempos, hace que cada instrumento cobre vida propia produciendo infinitos sentimientos y emociones.
Mi favorito: Allegro Moderato, el primero. La diversidad de sus melodías representa, para mí, una alegoría de la versatilidad apasionante que comprende la vida.
Cuentan que el concierto fue compuesto en marzo de 1878 en Suiza, a la orilla de un lago cristalino. El extraordinario compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky viajó en busca de superar una depresión muy fuerte, motivada por un matrimonio que fracasó con una mujer llamada Antonina Miliukoval. La frustración inmensa de este montaje irreal se podría haber anticipado claramente porque Tchaikovsky sentía deseos sexuales y románticos hacia el sexo masculino. La problemática de sus sentimientos lo llevaron a un intento de suicidio. El profesor de música de San Petersburgo quiso acabar con su vida, vulnerado por impetuosas crisis y cambios intensos en su vida personal.
Están presente la melancolía, la tragedia, la representación de los estados internos del autor al componer esta pieza musical. Por momentos se escuchan golpes íntimos, con mucho calor, muy diferentes a otras partes de la obra, llenas de dulzura y suavidad.
El creador de las obras más románticas, mágicas, melancólicas y expresivas provoca sentimientos que estremecen y simultáneamente relajan. Esta composición seduce por su virtuosismo que, al alternar entre fuertes vibraciones sutiles y sensaciones de deleite, revela la capacidad de provocar en la piel sensaciones desconcertantes como la respuesta automática del cabello de la piel ante emociones fuertes. Melodías que invitan a reflexionar lo profundo. Las lágrimas del violín liberan del dolor y llenan de coraje. Este concierto invita sensualmente a un lugar donde conviven el cielo y el infierno, donde se pueden experimentar infinitas escenas vividas, sueños anhelados, inexplicables fantasías, y millones de sensaciones, a través de intensas melodías.
Es indescriptible lo que brota al escuchar esta pieza especial y estimulante, como toda obra proveniente de una mente superior y sublime, de una persona desbordante de genialidad y sensibilidad.
Gracias a los músicos, como +Majo Rezola.
Hermosa musica de los dioses
ResponderBorrargracias Mel por reencontrarme con el maestro y encontrarte a vos a través de esa "cuerda "
ResponderBorrargracias Mel ,por reencontrarme con el maestro y descubrirte a vos a través de una cuerda """ !!
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